Foto Cortesía de: Vogue
En los viejos salones de la maison Dior en la avenida Montaigne de Paris, fue el escenario elegido por John Galliano para celebrar el desfile de su colección de alta costura otoño-invierno 2009/10 para la emblemática firma.
La elección no fue casual. Era un espectáculo, que junto a la pose de las modelos, los muebles de estilo principesco y los juegos de espejos,hicieron que el diseñador consiguiera el objetivo de esta colección: rendir homenaje a los desfiles para clientes y prensa de la década de los 50 .
Foto Cortesía de: Vogue
Este ambiente, íntimo y privado, no hizo sino reforzar el carácter de la colección que con los fabulosos cuerpos de las modelos, el maquillaje extravagante y los conjuntos de la colección, permitió rendir homenaje a las prendas lenceras, convirtiéndose en algo fascinante y nuevo para esta temporada.
Foto Cortesía de: Vogue
Los sujetadores, corsés y medias de liga transcienden hacia el exterior llegando a superponerse encima de las chaquetas y vestidos. Incluso los zapatos reproducen los mismos cierres que los sujetadores. Los delicados materiales empleados en estas prendas, que iban desde los finos encajes de Chantilly hasta el plumeti más delicado, contrastaban con los suntuosos rasos de las chaquetas y faldas. En cuanto a los accesorios, junto a los mencionados zapatos, destacaron los guantes largos de piel, los sombreros de plumas y, sobre todo, las románticas piezas de joyería extravagantes.
Foto Cortesía de: Vogue
A pesar de que John Galliano apuesta por un cierto conservadurismo, la integración de los elementos lenceros y la apuesta por el contraste cromático y de materiales son elementos suficientes para continuar desarrollando la filosofía de la maison. Una clara declaración de intenciones ante el momento actual: reforzar los valores intrínsecos de la marca y aparcar las audacias para más adelante.
Mara*
¿Qué hay de nuevo? 